jueves, 5 de julio de 2007

CLAVES PARA MANEJAR UN BERRINCHE


Los berrinches son manifestaciones de los niños cuando sienten frustración, ira, miedo o tristeza. Las conductas comunes son gritar, llorar, patalear, lanzarse al suelo y darse golpes, entre otras. A veces se acompañan de orinar, defecar o vomitar. El objetivo es atraer la atención de los adultos a su cuidado sea para pedir alguna cosa, protestar por algo que se les quitó o escapar de una situación que no les agrada.

¿Por qué ocurre un berrinche?


Los berrinches son comunes entre los dos y los tres años, cuando los niños comienzan a estar conscientes del conflicto y su limitado lenguaje apenas les alcanza para expresarse con palabras, resultando más efectivo expresarse a través de este tipo de comportamiento. Son manifestaciones propias del desarrollo, de manera que el presentar berrinches de vez en cuando no significa que algo malo esté pasando con los niños.

La similitud de los comportamientos que los niños de diferentes culturas exhiben cuando tienen un berrinche y el rango de edad en que suele ocurrir, hace pensar que se trata de patrones arraigados a través de la evolución del ser humano y que tienen una función de preservación: “niño que no llora, no mama”.

Una vez trascendido el objetivo biológico que consiste en la satisfacción de una necesidad física como, por ejemplo, asegurarse el alimento; los berrinches se convierten en excelentes medios para obtener otras cosas y manipular a los adultos para conseguirlas. Los niños entienden esto perfectamente. Por ello, la aparición de estas manifestaciones es una señal para que los adultos cuidadores pongan en práctica estrategias para enseñar a los niños a manejar sus emociones.

¿Qué deben hacer los padres y adultos cuidadores cuando un niño tiene un berrinche?
1. Observar muy bien al niño para identificar la posible causa del berrinche: frustración por algo que perdió o se le quitó, ira, hambre, sueño, manipulación, entre otras.
2. Llevarlo a un lugar seguro para que pueda desahogarse. Si no lo hay, cargarlo y sacarlo del lugar donde se inició el berrinche (técnica del "tiempo fuera"). Explicarle que estará en ese lugar durante un tiempo, hasta que se calme.
3. Hablarle mientras se desahoga, explicándole que usted entiende su molestia, pero que sólo le prestará atención cuando se calme. Esto ayudará al niño a distinguir sus sensaciones y emociones durante y después del berrinche, de manera que aprenda a utilizar palabras para expresarse cuando vuelva a experimentar la frustración.
4. Abrazarlo o felicitarlo cuando se calma. Al mismo tiempo, aprovechar para describirle la sensación de bienestar que tiene en este momento. Por ejemplo: "estabas muy bravo y te sentías mal, ahora estás tranquilo, te sientes mejor, ¿verdad?. Ya pasó".
Datos finales: no sea blando
Tenga en cuenta lo siguiente:
Nunca debe darle al niño lo que pide. Éste entenderá que su petición es inaceptable.
Ignore sus expresiones. Déjelo gritar y llorar en su lugar seguro. Llegará el momento en que se canse.
Tenga siempre paciencia y constancia. Evite flaquear o alterarse con violencia. No se salga de sus casillas. Es mejor que usted salga de la situación (tiempo fuera) en vez de engancharse con el berrinche del niño.
Póngase de acuerdo con los demás adultos cuidadores, en cuanto a la forma de manejar los berrinches. Si usted decide una cosa y otro adulto se la anula, el niño sabrá a quién más montarle el "show" y no servirán sus buenos intentos.
Demuéstrele cariño más a menudo, no sólo porque se calma. Los niños necesitan el alimento de las caricias para sentirse seguros y ganar auto-estima.
Con estas recomendaciones, espero que puedan resolver más de un berrinche. Verán que ustedes ganarán más confianza en sus propias capacidades y estarán más dispuestos a expresar amor a sus hijos.
Pueden proponer otros temas para desarrollarlos aquí, enviándome un mensaje al correo: psicologa.sos@gmail.com
¡Hasta la próxima!



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