jueves, 8 de marzo de 2012

Emprendimiento para mujeres


Según datos del Censo 2011, el 40% de los hogares en Venezuela están liderados por mujeres. Varios estudios dan cuenta de esto y hasta se ha acuñado el término: "familia matricentrada" para caracterizar esta forma de organización común de la familia popular venezolana, donde todos los asuntos de la vida familiar y doméstica giran en torno a la madre y es ella quien suele tomar las decisiones importantes.
Tenemos, entonces, una sociedad de madres. El problema es que estas madres son también mujeres que deben cumplir muchos otros roles en otros contextos: trabajo, pareja, desarrollo personal, etc. Ningún empleo ha sido pensado realmente para la mujer con hijos. Las mujeres trabajadoras nos enfrentamos constantemente con dificultades relacionadas con el cuidado de los niños. No existe Ley laboral, ni jefe, ni jefa, que contemple las necesidades de las mujeres que son madres. Piensa un momento: si te llevas a sus hijos al trabajo, ¿podrás cumplir cabalmente con tus actividades laborales sin preocuparte por lo que estén haciendo tus niños?; ¿estarían tus hijos en un ambiente que les permita jugar o hacer los deberes escolares mientras tú trabajas?
Una opción para disminuir el impacto de esta situación, la conforman los empleos a medio tiempo, pero estos son muy escasos y la remuneración es insuficiente para mantener un hogar. Otra opción, que quizás miremos con duda por los riesgos y la incertidumbre que conlleva, es el emprendimiento.




¿Qué es el emprendimiento?

Hablamos de emprendimiento cuando decidimos dedicarnos por cuenta propia a una actividad para generar ingresos. Desarrollar un negocio en forma independiente, como una empresa casera, una firma personal o insertarse en un sistema de multinivel, son ejemplos actuales de emprendimiento. Entre sus características principales, encontramos:

- Independencia relativa. No necesariamente hay un(a) jefe(a). Muchas veces uno tiene que ser su propio jefe y esto implica que uno debe tener claridad en lo que quiere de su trabajo: sus metas, los planes para lograrlas y los recursos materiales y humanos que uno necesita para poner en marcha sus ideas.


- Motivación intrínseca. Uno mismo se organiza según su conveniencia y plantea los modos de recompensarse por el trabajo bien realizado o las formas de corregir los errores. Todo esto hace que el trabajo sea más placentero, porque se produce una sensación de orgullo por los logros que se van obteniendo.
- Incertidumbre e inestabilidad relativa. En un mundo donde lo que usualmente buscamos es un “trabajo estable”, las nociones de incertidumbre e inestabilidad lucen poco atractivas. Sin embargo, son las características que nos impulsan a actuar y buscar nuevas soluciones a los problemas. Es bueno sentir incertidumbre ante un posible prospecto cuando deseamos hacer una presentación de nuestro servicio o producto. La incertidumbre nos indica que la persona puede aceptar o rechazar nuestra alternativa. Si la rechaza, significa un aprendizaje sobre lo que no debemos hacer en una próxima oportunidad. Si acepta significa un nuevo logro para nosotros. En ambos caminos vamos bien. La inestabilidad a menudo se asocia con inseguridad o falta de metas claras. En el caso del emprendimiento, la inestabilidad es relativa porque lo que puede cambiar son las cantidades y la frecuencia del ingreso o los recursos a disponer para alcanzar las metas, pero éstas se mantienen firmes. En este sentido, es preferible hablar de flexibilidad o capacidad de adaptarse a los cambios.
Cada una de las características mencionadas tiene su opuesto: una serie de miedos y justificativos que impiden que uno se decida por emprender una actividad independiente: desconocimiento acerca de los negocios, desconfianza en uno mismo, escepticismo sobre las propias capacidades (¿soy capaz de ganar en un mes lo que ganaba en dos años de trabajo?; ¿merezco tener tanto dinero?), creencias acerca de la competencia (“ellos son expertos; yo apenas estoy llegando”), y miles de cosas más.
La decisión por el emprendimiento es equivalente a estar frente a una gran piscina, con los dedos de los pies en el borde y sin saber si lanzarnos o no.




Si tú eres una mujer, jefa de familia, madre, que está en este borde, la recomendación para ti es que si estás a punto de emprender un proyecto de vida o de trabajo: lánzate y no te desvíes del carril. No te preocupes si otros van adelante. Preocúpate por nadar cada vez mejor.